1/12/08

Y todo gracias al viento



¡Qué divertido es jugar con el viento! Nos mece hacia un lado, hacia otro… y todas nos movemos al mismo compás. Pero ¿qué veo? Algunas de mis hermanas han salido volando. ¡Qué miedo me da separarme de mi árbol! Siempre he vivido pegada a él. Ahí viene de nuevo el viento ¡Qué bien huele! Pero ¿qué ocurre? ¡Me estoy desprendiendo! No, no quiero separarme de mi árbol ¡Déjame viento! Ahí vuelve de nuevo. No puedo agarrarme más fuerte. Me voy a soltar… ¡me solté!

¿Qué voy a hacer ahora? No hago más que dar volteretas. No veo nada. ¡Uf! Por fin ha parado, pero ahora no sé dónde estoy. ¡Dios mío, estoy en el suelo! Nunca antes había estado en el suelo y todo gracias al viento ¡Cuántas cosas se pueden ver desde aquí! Veo un saltamontes comiendo entre la hierba, un gusano jugando con la tierra y un caracol moviéndose muy lento. ¿Qué pasa? Me muevo otra vez. El viento me levanta. ¡Qué alto está esto! Ahora que lo pienso, desde aquí se ven muchas más cosas de las que se veían desde mi árbol. Una bandada de palomas vuela allá a lo lejos y el sol se está poniendo…

En realidad tampoco se está tan mal así. Sólo hay que aprender a aprovechar las corrientes de aire. Pero ¿qué es eso? El cielo se ha puesto a llorar otra vez. Seguro que está triste porque el sol acaba de marcharse. ¡Ay, ay, que me caigo! Vaya, me he puesto perdida de barro. ¿Qué pasa ahora? Me muevo ¡Estoy navegando! Nunca antes había navegado y todo gracias al viento…

Ha parado de llover pero está todo muy oscuro, no veo nada. Los grillos y las ranas se han puesto a cantar. El viento vuelve a levantarme… ¡Estrellas! El cielo está lleno. Nunca antes había bailado bajo las estrellas al son del canto de los grillos y las ranas… y todo gracias al viento.

Ya sale el sol allá, a lo lejos. ¿Dónde estoy? ¡Pero si es mi árbol! He vuelto a casa. Oigo ruidos, se acerca alguien. ¿Quién será? ¡Agua! Me mojo, ¡ay, como peso ahora! Me hundo…

¿Qué haré ahora, sin poder bailar con el viento? – Ahora me alimentarás.- Oigo una voz. Es mi árbol que me habla. – Creceré más para el próximo año. Sin ti, no podría hacerlo. La primavera que viene volverás a salir y podrás volver a bailar en otoño. – Sonrío. - Y todo gracias al viento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres mi extremo, Scherezade.
Cuando yo hablo de muerte, siempre te encuentro en la vida...

Scherezade dijo...

¿Acaso hay otro sitio mejor dónde encontrar mi color?