La caperuza se desliza entre sus manos, y cae perdiéndose en otro azul, más húmedo y profundo. Ella la sigue con la mirada, enjugando los restos de los días y las noches más recientes.
Una mariposa dibuja sus lágrimas por el camino de agujas, pero ella no lo ve, descosiendo como está su saliva por la senda de alfileres, bebiendo las últimas gotas de un aroma, de un aliento apresado en el cielo de su boca.
En el viaje a los pulmones los cristales la acarician, y ella se despide de una sombra cálida, oscura, lejana.
Mientras, el sol se pone tiñendo todo de color anaranjado.
Una mariposa dibuja sus lágrimas por el camino de agujas, pero ella no lo ve, descosiendo como está su saliva por la senda de alfileres, bebiendo las últimas gotas de un aroma, de un aliento apresado en el cielo de su boca.
En el viaje a los pulmones los cristales la acarician, y ella se despide de una sombra cálida, oscura, lejana.
Mientras, el sol se pone tiñendo todo de color anaranjado.
6 comentarios:
Tanto negro en un cuadro me recuerda que, sin duda, es tuyo...
... y llegas tú y de nuevo hay color...
¿Sabes que con el color negro de fondo, la mayoría de los colores muestran toda su pureza y frescura?
;)
Pues entonces tendrás que quedarte a mi lado... (¿vendrás hoy para hablar del tamaño de los crótalos y de los instrumentos con escroto?) (ji,ji)
¡Por supuesto! ¡No olvides mi carrillón mágico!
Esta Caperucita Azul salió de cualquier lugar, pero no de un cuento...
Publicar un comentario