La princesa Locura era muy fantasiosa, le gustaba creer en los cuentos, en leyendas y en todo aquello que estuviera rodeado de magia y misterio. Su padre, el rey, no sabía qué hacer con ella, pues durante años había luchado para que Locura se casara con uno de los cientos de príncipes que pasaban por el reino. Pero no había forma, Locura los rechazaba a casi todos y a los que les daba una oportunidad, acababan creyendo que estaba loca.
Tras muchos años y pasada su adolescencia, Locura conoció a un joven. Era un joven del reino, dulce, comprensivo, trabajador … Su nombre era Destino. Se hicieron muy amigos y el joven disfrutaba cada minuto que pasaba con Locura. Era fresca, alegre, natural, fantasiosa y un poco loca quizás, pero eso le encantaba.
Poco a poco el amor fue surgiendo entre ellos y tiempo después Locura y Destino se casaron. Y ese amor fue creciendo muy lentamente en el vientre de Locura y ella gritaba a los cuatro vientos cuánto amaba a aquella pequeña luna que sentía en su interior. Le cantaba, le contaba cuentos y le hablaba dulcemente.
Según cuenta la leyenda, todos los que pasaban al lado de Locura, decían sentir una extraña sensación, como si de repente los envolviera un halo de felicidad incontrolada, y sólo tuvieran ganas de reír, de besar, de cantar…
Algunos creían que era una bruja y que poseía extraños poderes que acababan por quitar la razón a cuántos se acercaran a ella, y otros deseaban estar en su lugar.
¡Ahí viene la loca del reino!- gritaban entre risas a su paso.
Y loca, ¿por qué? Os preguntaréis.
La llamaban loca porque decían que no podía existir tal felicidad, que su amor con Destino no podía ser tan maravilloso y que no se podía amar sin medida a esa pequeña luna que aún no había conocido.
Pero Locura ignoraba todos los comentarios y contestaba así a todos aquéllos que la increpaban:
- ¡ Seguid gritando, llamadme cómo queráis! Si vosotros llamáis locura a amar a Destino sobre todas las cosas, a sentir que el corazón me revienta cada vez que estoy a su lado. Si llamáis locura a amar sin ver, a amar sin conocer a mi pequeña luna… ¡Sííí! ¡ Sííí! ¡¡¡Estoy Loca!!!!
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3 comentarios:
Da igual las veces que lo lea. No dejan de ponérseme los pelos de punta mientras deseo ser la propia Locura.
El día que deje de estar loca, de rodearme de locos, de amarlos, de necesitarlos, ese día, abandonaré mis alas en cualquier arcén.
¿Sabes? Escuché tu voz, tu emoción, mientras leía...
Princesa Locura no sé como describirte el día que te escuché, te leí, me has llegado a la locura que algún día seré como tú una loca...
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