4/5/09

Estrepsis el extraterrestre

Érase que se era un extraterrestre que vivía en Saturno y que andaba todo el día corre que te corre, rota que te rota, limpia que te limpia, de un lado a otro, los anillos de su planeta. Un día fue tanta la actividad, que su cuerpo no pudo más y se desencajó.

-¡Uy! ¿Pero qué ha pasado? –se preguntaba desde el suelo, pues era allí donde estaba ahora su cabeza.

Sus pies, en lo alto, daban pasos por el aire haciendo que Estrepsis pareciera un helicóptero verde a punto de despegar. Y una mano en el ombligo, y la otra en el trasero, y la boca en la rodilla y sus tres ojos en el cuello…

El pobre Estrepsis no sabía que hacer, ya no podía corre que te corre, rota que te rota, de un lado a otro, limpiar los anillos de su planeta. Y se sentó, como pudo, sobre la mano que ahora estaba en el trasero y lloró por sus ojos que ahora estaban en el cuello, y dio gracias al dios sol por no tener nariz.

De pronto apareció por allí un hada marciana muy bella, con unas orejas enormes y verdísimas, que se agachó para dirigirle la sonrisa más encantadora y con los dientes más amarillos que Estrepsis había visto nunca.

- ¡Uy! ¿Pero qué te ha pasado?
- ¡Oh! Bella hada marciana, no lo sé. Yo andaba como cada día, corre que te corre, rota que te rota, limpia que te limpia, de un lado a otro, los anillos de mi planeta. Y, entonces, justo cuando más cansado estaba, ¡zas!, mi cuerpo se vuelve loco y me deja como un puzzle a mal montar. Hada marciana, ayúdame, coloca cada cosa en su lugar.

El Hada marciana se apiadó de Estrepsis, si el cuerpo se distribuía de una forma era por una lógica razón, así que no ayudar al pobre extraterrestre enano sería como convertirlo en cactus de criptonita y eso sólo lo hacían las brujas marcianas. Como ella no era una bruja, sino un hada, le dijo a Estrepsis que, si prometía andar con un poco más de calma, con un hechizo, todo volvería a su sitio.

- Hada marciana, ¡te lo prometo por Plutón!
- Está bien, por el poder que me concede la superficie lunar, yo te devuelvo cada miembro a su lugar.

Y así fue que Estrepsis se apuntó a clases de yoga, y aprendió a respirar, y a no andar siempre corre que te corre, rota que te rota, limpia que te limpia, de un lado a otro, los anillos de su planeta…

1 comentario:

Scherezade dijo...

Hadas, brujas, marcianos, kryptonita... ¡esta historia lo tiene todo!