15/12/08

La página que faltaba

Este invierno está siendo duro y Dios sabe que dejará secuelas. El ímpetu primero se marchó con el viento; algunas Caperucitas huyeron del bosque, también algún lobo… Entre la nieve, algunas recorren serpenteantes caminos y lloran las pérdidas. Pensé abandonar el lugar, como seguramente hizo el resto, me refugié en otras arboledas, me distancié del arcoiris de estío y, cuando me deshacía de la caperuza, encontré aquel libro. Estaba lleno de barro y le faltaba parte de la cubierta. Ni siquiera pude saber cuál era su título, pero me arrojé a él como un alma desesperada.
Allí leí sobre Sadik y Mala, supe del célebre narrador Nabil y acerca de la extraordinaria historia de Alí el Azul y Negro, y del Lacertón… Pensé morir cuando descubrí que las páginas finales habían desaparecido con la contracubierta. Lancé el libro con todas mis fuerzas con tan buena suerte que acabó sobre mi cabeza. Sí, fue el golpe lo que me hizo recapacitar, creedme. Corrí en busca de las demás y todas leyeron la historia. No hizo falta hablar, la decisión fue unánime. Esa noche nos reunimos como antaño y, cada una en su color, restituyó la página que faltaba...

Caperucita Azul

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