20/1/09

Edward Steichen. The pool, 1899.

Sí, ya sé que siempre os digo que nada permanece. Estáis hartas de escuchar que todo tiene un final, que todo lo que nace, muere. Sin embargo, hoy es ese día, entre los trescientos sesenta y cuatro restantes, en que el optimismo se me resbala. ¿Por qué? No lo sé… Quizá porque la luz es roja, de un rojo encarnado, o tal vez por las luciérnagas y las cucarachas, qué más da. Lo que importa ahora, lo que en este instante me hace sonreír, son esos murmullos en el bosque. Escucho voces agradecidas, escucho voces nuevas. Escucho voces irisadas que aúllan, “¡Hemos vuelto! ¿Queréis que os cuente un cuento?”

(No the end)

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